Introducción
La
ceniza es un material usado desde la antiguedad, principalmente por los
alfareros
orientales, que la incorporaron a sus barnices como un fundente más.Se supone que
llegaron a ésta conclusión después de observar el efecto que causaban las cenizas
arrastradas al interior de la cámara en las cocciones con leña en alta temperatura; una
conclusión lógica después de ver como queda de “esmaltada” la cámara de cooción
o las pezas más cercanas al hogar.En Europa,sin embargo,no hay datos sobre
su uso hasta el siglo XIX en Francia de la mano del ceramista Jen Carriés que investiga
el comportamento de las
cenizas y desarrollla lo que el llamó barnices a la cera, por su carácter sedoso.Pero
no es hasta mediados del siglo XX cuando se populariza su uso a partir de
los
trabalos de Katharine Pleydell-Bouverie y, principalmente, Bernard Leach en su
libro A Potter's Book.
En la actualidad el uso de las cenizas sigue siendo minoritario y por supuesto,dado
lo
variable de su composición,sigue reservado al ceramista independiente o de
estudio.
En el caso de Galicia,y en el resto del Estado, su uso es esporádico dándose incluso
la
paradoja de que las cenizas llegan, a veces,a suponer un problema;una buena parte
de los talleres tienen en las estufas de leña el principal sistema de calefacción,cada
invierno se acumulan cenizas que en muchos casos acaban como abono o basura.
Hay aquí un pouco de mala prensa en el sentido de que a veces se asocian los
barnices de cenizas con un cierto talante de alquimista,cuando en realidad no es
asi.Todo el mundo de los barnices cerámicos tiene algo de alquimia y siempre se parte
de la base de que ninguno de los materiales que usamos se ajusta a la fórmula ideal; no
es
raro el hecho de tener que modificar (reajustar) la composición de un barniz después
de recibir una nueva partida de alguna materia prima.
La bibliografía existente (no muy abundante) tampoco ayuda a clarificar las
cosas;si bien queda claro su viavilidad y que sus efectos
característicos son casi imposibles de conseguir con outros materiales; también
hacen
hincapié en la diferente composición dentro de una misma especie según el terreno, época
de corte,tronco o hojas etc (tanta incógnita y variavilidad asusta un poco, la
verdad).Pero esto es un problema cuando trabajamos con pequeñas partidas de
cenizas y es probable, aunque no fijo, que tengamos que retocar el barniz a menudo.
De todas formas hay que tener en cuenta que las cenizas forman parte del barniz
en una proporción entre ½ e un 1/3 y muy habitualmente no pasa del 15 ó 20% por lo
tanto las variaciones en la composición de las cenizas afectan,pero relativamente.
La mayor dificultad para trabajar con cenizas es disponer de partidas lo
suficientemente grandes. La cantidad de leña que hay que quemar es considerable
(algun autor habla de entre 0,5 - 1 m3 mínimo); naturalmente, hay especies de
las que
es casi imposible disponer de ceniza suficiente. Además, la relación entre la leña que
quemamos y la ceniza que obtenemos es variable según la especie; por regla general
las
especies leñosas dejan mucha menos ceniza que las especies tipo paja y tojo, a
igual peso la diferencia es considerable.De las especies aqui probadas,la que mas
ceniza proporciona es el helecho y el tojo;siendo éste último mas agradecido (salvo
en la recogida, que puede resultar incluso dolorosa) ya que su ceniza es
más
pesada.
Reunir kilos de ceniza requiere tiempo salvo que tengamos acceso a algún horno de
leña (hay veces que les haces un favor si las llevas),en la mayor parte de los casos
las
cenizas salen de las estufas de los propios talleres,un invierno da para mucho;
en estos
casos, no usarla es un desperdicio.
Las cenizas se pueden considerar una especie de frita natural con un punto de fusión entre
1200 y 1300ºC, un pouco más en algunas especies. En su composición encontramos minerales de uso cotidiano en cualquier
barniz: calcio, alumina, silice, magnesio ...etc, e incluso algunas cenizas ya dan
ellas solas barnices a 1250ºC. Las diferencias entre ellas son muy apreciables en
la
composición pero sólo si el porcentaxe de ceniza es relevante veremos grandes
diferencias en el barniz; tengo usado durante años un barniz en el que la ceniza no
siempre era de la misma partida (aunque si de la misma estufa), ni siquiera del mesmo tipo de leña
y, aúnque a
veces había diferencias,nunca tuve que modificar la composición. El porcentaxe de
ceniza de ese barniz era del 10%; algunos efectos nunca más volvieron a aparecer pero
ese mismo problema he tenido con partidas de ox. de hierro compradas en distribuidores
del ramo, y hay hornadas donde aparecen efectos imprevistos y de dificil
repetición, por lo tanto a las variaciones ya estamos acostumbrados. En último caso
casi siempre se prueba antes de usar a lo grande.