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PASTAS
Las
pastas son elaboradas en el propio taller a partir de materias primas
gallegas, las arcillas y caolínes de esta comunidad son de gran
calidad y especialmente buenos para la elaboración de pastas de
alta temperatura. A veces, el problema es encontrar quien comercialize
esas arcillas, y también cómo las comercializa. Hay "barreiras"
en explotación que sólo comercializan a lo grande, es decir,
por camiones; esto se traduce en que si hacemos un pedido debemos estar
preparados para que nos dejen una montaña de varias toneladas de
arcilla en la huerta. Esto, para muchísimos talleres, es inviable.
Hay tres áreas donde se poden conseguir arcillas: la zona de Bergantiños
( Buño y Lendo - Laracha), en la costa de Lugo ( Burela,Fazouro
y Barreiros) y en la zona de Porriño. Las de Bergantiños
tienen más hierro que el resto pero las comercializan en polvo,
lo que facilita su uso. Tanto en Porriño como en la costa de Lugo
la comercializan a granel, pero especialmente en Lugo merece la pena si
se tiene sitio. El barro de Buño ( muy conocido por su cerámica
tradicional ) resulta especialmente interesante y versátil ya que
soporta temperaturas de 1170ºC y más y también aguanta
cocciones tan extremas como el Raku.Aqui van algunas de las recetas empleadas
en el taller:
Arcilla
de Laracha |
60 |
Muy
buena pasta, cuando está bien gresificada tiene un encogimiento
alto ( 14% ) pero resulta muy fiable, sin grietas ni deformaciones.
Buen torneado.
El color es pardo oscuro y más oscuro en reducción
pero reacciona muy bien el hierro de la pasta con los barnices,
llegando a hacer bueno algún barniz insulso. |
Caolin
de Burela |
10 |
Barro
Buño - B100 |
18 |
Chamota
# imp. Asturiana |
12 |
Arcilla
de Laracha |
50 |
Pasta
algo más "dura" que la anterior, mejor para trabajar
a 1280 - 1300ºC. Buen torneado y color pardo oscuro |
Caolin
de Burela |
30 |
Chamota
# imp. Asturiana |
20 |
Pegmatita
de Silán |
10 |
Métodos
de preparación.-
A
la hora de decidir fabricarnos nuestra propia pasta es importante tener
claro como lo vamos a hacer, para ello no hay un unico sistema y, como
ocurre en otras facetas de este oficio, deberemos adaptar el sistema a
nuestros medios y posibilidades; esto de los medios es una cosa relativa
y mientras para algunos ceramistas ciertos medios son básicos e
irrenunciables, esos mismos medios para otros son una quimera. Una cosa
está clara: resulta mucho más cómodo hacer una llamada
y que nos manden una tonelada de gres que ponernos manos a la obra y hacerlo
nosotros mismos. Pero la comodidad se paga y si encima no estamos muy
conformes con la calidad del producto es cuestión de pensarlo lo
de elaborar nosotros mismos la pasta que nos guste.
Antes de nada necesitamos un distribuidor, lo ideal es que nos vendan
la materia prima en polvo "impalpable", es lo más cómodo
ya que muy habitualmente necesitaremos mezclarla con otros materiales
en una proporción determinada y tambien es importante que "nos
toleren"; me explico. Por regla general las minas de arcilla comercializan
el producto por toneladas ( y no una o dos) desde esa perspectiva les
resulta curioso, cuando no un latazo, que les vayas pidiendo una muestra
para saber si les podrás pedir una tonelada o dos. Resulta bastante
incómodo sentir que estás estorbando ( a veces no dudan
en hacértelo ver), en esos casos no queda más que paciencia
y determinación. Superada la fase del distribuidor entramos en
la fase de la elaboración en si.
Normalmente, las pastas con mezclas de varios componentes, asi pues deberemos
pesarlos y mezclarlos, para pesarlos disponer de una báscula capaz
de pesar muchos kilos nos puede resultar muy útil. A partir de
aqui el método es variable según los medios. Desde que comenzé
a elaborarme la pasta he probado diferentes métodos pero que básicamente
han sido dos, que yo les llamo el de batido y el de ensilado.
Batido.- En este sistema una vez que tenemos pesados
los ingredientes añadimos agua y batimos la mezcla hasta que quede una
barbotina. Para batir babriqué una batidora a partir de un motor de lavadora,
una especie de taladro gigante, también podemos usar un taladro convencional
pero no durará mucho; en el mercado hay unos taladros específicos para
batir (pensados para masas de escayola , cementos, etc) que pueden servir
sin problemas. El punto débil de éste método está en el secado, habitualmente
se recurre a grandes planchas de escayola, con lo que una parte del espacio
del taller deberemos dedicarlo a ese proceso de secado. Algunos ceramistas
aseguran que el uso continuado de secar las masas en escayola va restando
plasticidad a la arcilla, yo no puedo asegurarlo pero si da esa sensación.
Otro método de secado consiste en usar sacos de tela y verter la barbotina
en su interior, tiene que ser una tela resistente tipo loneta; una vez
lleno, lo cerramos y lo colgamos para que escurra el agua; es un sistema
más lento y funciona mejor si lo hacemos en un espacio exterior cubierto.
Quizás este método de fabricación de pastas funcione bien en climas cálidos
pero en Galicia resulta tedioso, incómodo y extremadamente lento.
Ensilado.-
Es el sistema que uso en la actualidad y es bien sencillo. Después de
pesar los ingredientes los mezclo en una carretilla con una azada o con
una pala, una vez mezclados pongo esta pasta seca con un poco de agua
en el"silo". El silo en cuestión no es más que una especie de
caja grande hecha con el clásico plástico negro que se usa en agricultura,
yo la suelo hacer encima de un palé y ya aprovecho esas medidas. Vamos
echando en su interior la mezcla seca y añadiendo agua (sin pasarnos)
lo ideal es disponer de una manguera con pulverizador. Cuando acabamos
cerramos bien la caja de plástico y ya está, en unos dias la pasta estará
uniformemente húmeda. Lo mejor es disponer de dos silos asi mientras usemos
uno en el otro podremos ir echando los restos secos, reciclando y preparando
la siguiente partida. Ni que decir tiene que estos silos no pueden estar
en la parte soleada del taller, lo óptimo es que esté en un lugar sombrio
y húmedo, y si está en el exterior lo mejor es ponerlo en la cara norte.
Para partidas pequeñas podemos recurrir a usar el mismo método
pero usar un cubo de goma (al que aqui se le llama capacho) o un saco
de plástico.
La
parte final de cuaquier método es pasar la pasta por la galletera, esta
máquina es casi imprescindible, y digo casi porque durante años preparé
pasta sin ella, amasando con los piés. Es un método antiguo que nos permite
amasar partidas de unos 200 kilos de cada vez. De todas formas una galletera
siempre es una buena inversión, aunque no preparemos nuestra pasta,
ya que nos resultará muy útil a la hora de reciclar la pasta
que usemos.
Hay también maquinaria que nos puede valer para elaborar la pasta,
una especie de mezcladoras, que sobretodo nos ahorrarán tiempo.
Este tipo de maquinaria se usa en panaderia y están todas basadas
en un mismo principio : un eje con palas estrechas que rota dentro de
un recipiente. Este principio es el inverso de las hormigoneras (que siempre
es la primera máquina que se nos ocurre); en éstas, el eje
central es estático y gira el tambor metálico exterior,
este método va bien para mezclar ingredientes en seco pero si lo
humedecemos, la arcilla, a diferencia del cemento, tiende a quedarse pegada
en el interior de ese tambor. La más conocida de estas pequeñas
máquinas de panaderia es el llamado molino de buñuelo, en
el que el eje central rota a la vez que tiene un movimiento longitudinal.
Un problema que nos puede surgir con estas máquinas es que quizás
necesitemos corriente trifásia, si queremos que una mezcladora
mueva con soltura partidas grandes necesitamos motores de siete caballos,
eso es mucho caballaje para corriente monofásica. Una alternativa
es usar motores diesel de hormigonera, son muy resistentes y hay mercado
de segunda mano.
En cierta oc asión
tuve la oportunidad de ver en pleno funcionamiento una máquina a la que
llamaban Ribbon Blender, es una especie de mezcladora, como la del dibujo,
fabricada en el propio taller, permitia preparar partidas de más de 100
kilos de cada vez en muy poco tiempo. El eje central gira a una velocidad
de entre 20 y 30 r.p.m. lo cual implica una fuerte reducción a base
de ruedas dentadas o poleas. El grado de humedad de la pasta es fácil
de regular ya que lo podemos comprobar sobre la marcha. Una máquina de
este tipo acelera mucho el proceso de elaborar la pasta y en un par de
dias podemos tener el suministro asegurado para un año. Y eso no es ninguna
broma.
El cálculo de las ruedas o poleas que necesitamos para una reducción
determinada es muy sencillo y está basado en la fórmula
: X= N x (Rc / Rcc) en la que X es la velocidad final
que queremos conseguir, N es la velocidad del motor (ambas en revoluciones
por minuto ), Rc es la ( o las) ruedas conductoras y Rcc las ruedas conducidas;
estas ruedas se expresan en nº de dientes si se trata de engranajes
o diámetro en m.m si se trata de poleas. A partir de la fórmula
nos queda la ecuación : X / N = Rc / Rcc. Pero
mejor veamos un ejemplo.
Imaginemos que necesitamos pasar de 1500 rpm a 30 rpm, las ruedas las
calcularemos a partir de la fórmula : 30 / 1500. Asi tal cual resulta
inviable ya que una rueda de 1500 dientes o semejante diámetro
es incluso peligroso. La solución es ir a dos ruedas conductoras
y dos conducidas, como en la ilustración; si nos fijamos hay una
primera pequeña rueda que transmite el movimiento a una grande
que a su vez tiene otra pequeña rueda en el mismo eje que transmite
el movimiento a otra gran rueda que es la que mueve el eje de la máquina
, en este caso las ruedas pequeñas son las conductoras y las grandes
las conducidas, las llamaremos A,B,C y D,siguiendo con el ejemplo sería
algo asi como 6 x 5 / 50 x 30 = 6 / 50 x 5 / 30 , siempre que multipliquemos
cada fracción por el mismo número la relación será
la misma; no es necesario multiplicar todas las fracciones por el mismo
número sino cada una por el que nos convenga. Un resultado podría
ser: 36 / 300 x 35 / 210. La primera fracción se ha multiplicado
por 6 y la sedunda por 7. Asi pués tenemos que A= 36, B= 300, C=
35 y D= 210
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